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Por Wilson Rodríguez, coordinador de Magdalena de la CCCM

La violencia sigue reinando en el departamento del Magdalena con la incursión permanente de bandas criminales en disputa del territorio y el corredor de salida del tráfico de drogas. Sin embargo, esta guerra que se ha trasladado a las ciudades de Ciénaga y Santa Marta, con mayor frecuencia, registra altos índices de homicidios con armas de fuego de todo tipo, demostrado en los últimos asesinatos ocurridos en plenas vías públicas de la ciudad con armas automática y fusiles.

Sin embargo hay una modalidad que ha venido tomando fuerza y que es de gran preocupación, que es la utilización de granadas, las cuales han venido siendo lanzadas de manera indiscriminada a sitios de alta concentración de personas, a negocios, a familias, afectando especialmente a niños que en estado de indefensión caen en estos atentados.

Podemos mencionar el caso de ciénaga donde una menor murió al igual que un adulto y otros quedaron heridos, o como el caso del supermercado Rapimercar en la ciudad de Santa Marta donde una niña que pasaba sus vacaciones en esta ciudad murió al igual que dos personas más y alrededor de 40 personas resultaron heridas cuando un menor de edad lanzo una granada al interior del mismo o el más reciente ocurrido en un barrio popular de la ciudad de Santa Marta donde sicarios lanzaron una granada al interior de una vivienda dejando como saldo una niña de dos años y dos mujeres heridas.

Pero mientras esto sucede en la ciudad de Santa Marta, las áreas rurales no son ajenas a esta serie de violencia. En los últimos meses se han recrudecido los asesinatos selectivos y masacres perpetradas por estas bandas que buscan hacerse al territorio. La banda de los Giraldo y la de los rastrojos han sembrado muerte y desolación en la zona rural del Distrito, el evidente tránsito por estos asentamientos lo refleja el abandono de material de guerra, que en esta oportunidad vuelve a cobrar vidas inocentes afectando a los más vulnerables. Cuando cuatro hermanitos manipulaban una granada de mortero de 60 milímetros y ésta hizo explosión, muriendo uno de ellos y los otros tres quedaron heridos. Este hecho se registró en una finca del sector conocido como Pozo Azul, en jurisdicción del corregimiento de Minca, y en donde residían los menores con sus padres.

Las nuevas víctimas de esta guerra  fueron identificadas como Keiner Jiménez Martelo, de 8 años de edad, quien murió debido a las graves heridas sufrida, mientras que sus hermanos Jesús, Luisa y Valerie Jiménez Martelo de 9,3 y 5 años de edad, respectivamente, se encuentran heridos, recluidos en la clínica mar caribe de la ciudad de santa marta.

La Campaña Colombiana contra Minas se solidariza con la angustia y el sufrimiento de esta familia, haciendo un llamado a las autoridades una vez más de implementar políticas públicas de acción contra minas antipersonal y remanentes de guerra sin detonar, así como la formación ciudadana para evitar que estos hechos se sigan registrando en la ciudad de Santa Marta y el Departamento del Magdalena.

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