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“Las armas autónomas podrían decidir quien vive o quien muere sin necesidad de la interacción de un humano, y eso cruza una línea moral” (Angela Kane – Representante de las Naciones Unidas para Asuntos de Desarme)

Con el rápido desarrollo y proliferación de armas robóticas, las máquinas están comenzando a tomar el lugar de los humanos en el campo de batalla. Varios sistemas de armas autónomas con niveles decrecientes de control humano están en uso y desarrollo, actualmente por ejércitos de alta tecnología incluidos Estados Unidos, China, Israel, Corea del Sur, Rusia y el Reino Unido. La preocupación es que una variedad de sensores disponibles y avances en inteligencia artificial están haciendo muy práctico diseñar sistemas de armas que tendrían objetivos y atacarían sin ningún control humano. Si la tendencia hacia la autonomía continúa, los humanos saldrían del ciclo de toma decisiones en ciertas acciones militares, tal vez manteniendo únicamente un rol de supervisión limitado o simplemente estableciendo parámetros sobre la misión.

Este nuevo tipo de armas podrían seleccionar y abrir fuego a blancos por su propia cuenta, sin ninguna intervención humana. Esta capacidad supondría un reto a la protección de civiles y del cumplimiento de las normas del Derecho Internacional Humanitario (DIH) y de los Derechos Humanos (DD.HH).

El sustituir tropas humanas por máquinas provocaría que la decisión de ir a la guerra sea más fácil de tomar. El uso de estas armas crearía un vacío de responsabilidad, ya que no habría claridad sobre quién sería legalmente responsable por las acciones de un robot.

Especialistas han debatido los beneficios y peligros que traerían estas armas: personal militar, científicos, éticos, filósofos y abogados, han contribuido en la discusión. Ellos han evaluado su desarrollo y uso futuro desde varias perspectivas: utilidad militar, costos, políticas y el componente ético al otorgarle a las máquinas la decisión de matar. Esto ha desatado dilemas morales, éticos y legales.

El tema ha sido discutido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y el Consejo de Derechos Humanos. Varios gobiernos han sugerido que el mejor espacio para discutir este problema es la Convención sobre Ciertas Armas Convencionales (CCW, por sus siglas en inglés); un foro permanente de la ONU para la regulación de las armas convencionales, apoyado por más de 100 Estados y personas influyentes en el área humanitaria y militar.

TRABAJO DIPLOMÁTICO A LA FECHA

Entre 2014 y 2016, los Estados en la Convención sobre ciertas Armas Convencionales realizaron tres “reuniones informales de expertos” explicativas sobre los “sistemas de armas autónomas

letales” y entre 2017 y 2018 tres reuniones de un grupo formalizado de Expertos Gubernamentales. Estas reuniones están abiertas a todos los Estados interesados, agencias de las Naciones Unidas (UN), el Comité Internacional de la Cruz Roja y organizaciones no gubernamentales registradas, incluida la Campaña para detener Robots Asesinos.

Desde la primera reunión de la CCW sobre robots asesinos en 2014, la mayoría de los estados participantes han planteado que será necesario fortalecer el derecho internacional humanitario y de derechos humanos para prevenir el desarrollo, la producción y el uso de armas totalmente autónomas. Esto incluye a 28 estados que buscan prohibir armas totalmente autónomas, 15 de los cuales son Latinoamericanos. El Salvador y Marruecos agregaron sus nombres a la lista de estados de prohibición en la última reunión de la CCCW en noviembre de 2018. Austria, Brasil y Chile han propuesto formalmente la negociación urgente de “un instrumento legalmente vinculante para garantizar un control humano significativo sobre las funciones críticas” de los sistemas de armas.

Ninguno de los 88 estados que participaron en la última reunión de la CCW se opuso a continuar las discusiones formales sobre los sistemas de armas autónomos letales. Por los anterior se hace indispensable explorar todas las opciones que puedan tomarse con tal de prevenir el diseño, despliegue y uso de las armas autónomas en cualquier contexto.

Desde la campaña Stop Killer Robots se asegura que otorgar a las máquinas el poder de decidir quién vive o muere en el campo de batalla es una aplicación inaceptable de la tecnología.

La prohibición de los robots de combate es esencial para garantizar tanto la protección humanitaria como el control legal efectivo. La campaña busca, de esta forma, prohibir toda arma sin control humano significativo con respecto a las decisiones de realizar ataques y seleccionar objetivos. Reconociendo que se necesita con urgencia una prohibición amplia y preventiva del desarrollo, la producción y el uso de armas completamente autónomas que operen por sí mismas sin intervención humana. Esto podría lograrse a través de un tratado internacional, así como mediante leyes nacionales y otras medidas.

El próximo 4 de abril en la Universidad Jorge Tadeo Lozano junto a la Campaña Contra Robots Asesinos se hará un foro con diferentes expertos que pondrán en tela de juicio el uso de los robots asesinos con una mirada desde las ciencias sociales y la ingeniería, buscamos avivar el tema de las armas autónomas ya que debe ser de interés en la sociedad; estudiantes, científicos y trabajadores deben estar informados de la importancia y necesidad de decir NO a los robots asesinos.

LA CAMPAÑA CONTRA LOS ROBOTS ASESINOS Y LA CCCM

El evento será apoyado por la Campaña Colombiana Contra Minas – CCCM, organización nacional con 20 años de trabajo en diferentes temas de desarme en el país y el mundo.

La CCCM realizará este apoyo como miembro coordinador para las Américas de La Campaña para Detener a los Robots Asesinos, coalición en rápido crecimiento de 87 organizaciones no gubernamentales en 49 países que trabajan para prohibir preventivamente las armas totalmente autónomas.

Adicionalmente la CCCM se apoyará en la Red SEHLAC que surge en el año 2008 con el fin de continuar la exitosa dinámica y trabajo logrado durante el Proceso de Oslo sobre Municiones en Racimo y para aprovechar la sinergia entre sus miembros y ampliar el trabajo hacia otros temas de carácter humanitario, como las armas autónomas, que afectan gravemente a Latinoamérica y el Caribe. Esta red está conformada por personas individuales y representantes de organizaciones de la sociedad civil de las Américas, dentro de las cuales se encuentra la CCCM.

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